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Tips para ayudar a estudiar a nuestros hijos

Los que tenemos hijos de cierta edad sabemos que llega un momento en el que comienzan a tener más deberes y a realizar exámenes.

Es un cambio importante y es normal que al principio les cueste ya que todavía no tienen aprendido el hábito de estudiar.

En el post de hoy te damos algunos tips para ayudar a los peques a estudiar.

Los comienzos siempre cuestan

Como con todo en esta vida, también hay que aprender a estudiar, ya que si no se ha hecho antes, cuesta como cualquier otra actividad.

Esto quiere decir que es completamente normal si los primeros exámenes que realizan nuestros hijos no les salen del todo bien.

No debemos alarmarnos ni pensar en fracaso escolar, simplemente tenemos que ayudarles para que aprendan a estudiar.

Estudiar no es simplemente sentarse a leer, por lo que hay algunas técnicas que podemos llevar acabo con nuestros hijos para que adquieran el hábito de estudio.

Hay que crear un espacio de estudio

Crear un entorno adecuado para estudiar es fundamental. Que los niños se sientan cómodos es imprescindible para que consigan concentrarse.

Deben de tener una mesa amplia en la que puedan colocar todo lo que necesiten para hacer los deberes y estudiar. De este modo tendrán todo lo necesario a mano y no tendrán que levantarse, lo que les distraería.

Y respecto a distracciones, sobre el escritorio solo deben tener lo que necesiten para estudiar, ni juguetes, ni móviles, ni televisión, ni ningún elemento que pueda despistarles.

La silla también es importante, debe de ser adecuada a su edad y ergonómica para cuidar de la columna vertebral.

Lo ideal sería en su habitación o en alguna otra estancia en la que pueda estar solo y en calma sin que nada le moleste.

Deben tener buena iluminación, lo ideal es iluminación natural, pero también es conveniente comprarles un flexo con luz blanca para que puedan leer perfectamente.

Ayúdales a planificarse

Normalmente los exámenes suelen ser todos sobre las mismas fechas por lo que es importante organizarse.

Podemos ayudar a nuestros hijos a crear un calendario con las fechas de los exámenes y los días que tienen que estudiar para cada uno de ellos.

Aunque no tengan ningún examen, es conveniente que tomen el hábito de estudio, por lo que en la planificación podemos incluir unos 20-25 minutos de estudio diario de lo que hayan dado en el colegio ese mismo día.

De este modo se acostumbrarán a estudiar y además llevarán las materias al día, por lo que a la hora de preparar el examen no les costará tanto.

Enséñale a hacer esquemas y resúmenes

Podemos sentarnos con ellos y enseñarles a hacer esquemas con los conceptos más importantes. Les ayudará a memorizar mientras los realizan y luego les servirán para repasar.

Este punto no debemos confundirlo con sentarnos con ellos a estudiar. Podemos hacerlo al principio para darle algunas pautas, pero deben aprender a ser independientes a la hora de estudiar.

Si se acostumbran a estudiar siempre con nosotros, nunca aprenderán a hacerlo ellos solos.

El descanso y la comida, fundamentales

Estos conceptos son fundamentales, independientemente de que tengan exámenes o no.

Los niños están en plena etapa de crecimiento y para su bienestar debemos de cuidar especialmente su alimentación y su descanso.

Por lo tanto, en época de exámenes es igual de importante. Deben de dormir las horas necesarias, no permitamos que se quiten horas de sueño por estudiar un poco más para el examen.

Para eso ya tenemos la planificación que antes comentábamos. A la hora de enfrentarse a un examen que se encuentren bien y descansados es casi tan importante como lo que hayan estudiado.

Estudiar es un ejercicio que supone un gasto importante considerables, así que es muy importante que coman bien en época de exámenes.

Es posible que los nervios les cierre un poco el estómago, pero debemos estar atentos a que comen bien.

Lo más importante: que se sientan apoyados y motivados

La actitud con la que se enfrentan a los exámenes es muy importante. Si nosotros como padres les presionamos, lo único que conseguiremos es generarles ansiedad y añadirles más estrés.

Tenemos que motivarles, decirles que lo están haciendo muy bien, que se están esforzando y que seguro que el examen les sale genial.

Que confiemos en ellos, eso para ellos supone un mundo.

Y si tras realizar el examen, la nota no es la deseada, no debemos reñirles ni mucho menos, humillarles.

Si nuestro hijo se ha esforzado debemos animarle y felicitarle por su trabajo. Seguro que al siguiente irá mejor.

Que los niños jueguen con otros niños: fundamental

Poco a poco vamos dejando atrás los peores momentos de la pandemia en los que las relaciones sociales se paralizaron.

Los niños sobrellevaron esa situación como auténticos campeones y tuvieron que aceptar que no podían relacionarse con otros niños.

Pero, como decíamos, esa situación ha cambiado y los niños pueden volver a jugar con sus amiguitos, algo que es fundamental para su aprendizaje y su bienestar.

En el post de hoy hablamos de la importancia de que los niños jueguen con otros niños.

Sus amiguitos forman parte de su círculo de confianza

El día a día de un niño se limita a la relación que tiene con sus padres y sus familiares más cercanos y las relaciones con sus amigos.

Su realidad social es básicamente esa, por eso es tan importante la interacción con otros niños durante la infancia.

Los amigos no sólo son compañeros de juegos, sino que ayudan al desarrollo emocional y social de los niños.

El aprendizaje y la autoestima a través de la amistad

Los otros niños son con los primeros con los que los peques aprenden a relacionarse fuera del núcleo familiar, normalmente son los compañeros del colegio.

Jugando con ellos aprenden habilidades sociales y muchos valores como a compartir, a ayudar a los demás, a ser empático, a resolver problemas y a desenvolverse en su comunicación.

“La relación de los niños con sus iguales es muy importante sobre todo porque provoca una estimulación natural que es necesaria para el sistema nervioso. Al final, nuestro desarrollo está mediado por la relación con los demás. Una parte viene dada por la relación con los propios padres y otra gran parte por la relación con otros niños. Todo ello hace que tengamos unas redes de estimulación, somos seres sociales por naturaleza y eso provoca un desarrollo sano del cerebro” explica la psicóloga y doctora en neurociencia Ana Asensio

Al jugar con otros niños también se sienten aceptados por sus iguales. Todo el mundo necesita amigos y tenerlos les ayuda a mejorar su autoestima.

Se sienten queridos y necesarios.

Está claro que hay niños más introvertidos y les cuesta más relacionarse.

Hay que dejarles su espacio y poco a poco a través del juego se irán integrando y haciendo amistades.

Relacionarse y jugar con otros niños les dará confianza en sí mismos y les ayudará a adquirir una serie de habilidades que conservarán cuando sean adultos.

Resiliencia infantil. ¿Qué es y cómo potenciarla?

Hemos pasado por meses difíciles debido a la situación sanitaria y muchos somos los que hemos intentado sacar la parte buena de lo que nos ha tocado vivir.

Los niños son sin duda quienes lo han conseguido con creces, no solo no se han quejado, sino que han sabido adaptarse a cada cambio que se ha ido produciendo.

En el post de hoy os hablamos de esa capacidad conocida como resiliencia infantil.

¿Qué es la resiliencia?

La resiliencia es «la capacidad de los seres humanos de no solo mostrar un buen funcionamiento tras un trauma o una adversidad, sino incluso transformarse y desarrollar cualidades insospechadas», según la definición del psicoterapeuta infantil José Luis Gonzalo Marrodán.

La resiliencia infantil desarrolla esa capacidad durante los años de infancia de los niños y es un aprendizaje que les acompañará el resto de sus vidas.

El papel de los padres

Los padres jugamos un papel imprescindible en este aspecto, ya que somos los que podemos promover esta actitud a través de nuestros cuidados y nuestro cariño.

Podemos transmitir a nuestros hijos que a veces suceden cosas malas y que podemos afrontar esas situaciones de una forma positiva e incluso sacar algo bueno de la experiencia.

Los niños aprenderán a adaptarse de forma positiva a sucesos adversos.

Diversos estudios han comprobado que promover la resiliencia infantil hará de nuestros hijos adultos fortalecidos, ya que una vez se adquiere esa capacidad, sabrán usarla siempre que se vean ante alguna dificultad.

Consejos para promover la resiliencia infantil

Como en otros muchos aspectos, la adopción de resiliencia va a depender de nosotros los padres.

Para nuestros hijos somos referente continuo y la manera en la que nos relacionamos con ellos y como los tratamos va a ser determinante.

  • Debemos darles confianza en si mismos y fomentar sus relaciones sociales, es decir, animarle a que se relacione y haga amigos. Tener amistades hará que se sienta más seguro.
  • Las rutinas ya sabemos que son imprescindibles para cualquier niño. Para ellos saber lo que va a pasar es una sensación reconfortante y hará que se sientan seguros.
  • La comunicación es muy importante, es conveniente hablar con nuestros hijos y que nos cuenten sus miedos e inquietudes, así podremos aconsejarles y mostrarles que la actitud con la que se afrontan las dificultades es muy importante.
  • Hay que ayudarles también a que se fijen metas y premiarles si las consiguen. Se motivarán y comprenderán que con esfuerzo son capaces de lograr las cosas si se lo proponen.
  • Hay que enseñarles que en la vida se producen cambios, a veces cambios negativos y que no se pueden evitar, pero que hay que aceptarlos.

La resiliencia infantil se basa en esa capacidad de adaptarse a los cambios y a nuevas situaciones.

Estas situaciones pueden tener un gran impacto en sus vidas y hay que acompañarles en el trance de comprenderlas y quedarse con lo bueno.

  • Ante todo, es fundamental fomentar la autoestima de nuestros hijos. Si confían en si mismos, se sienten seguros y arropados por nosotros, sabrán gestionar todas esas emociones de una forma sana.

Aunque son niños, podemos enseñarles a tomarse la vida con humor y sabiendo reponerse de las situaciones negativas que se encuentren.